domingo, noviembre 11, 2007

UNA VEZ MÁS LEVANTÉ MI COPA…

Se ha abierto la puerta, han dejado entrar una silueta de pálida luz, escuálida, pero sobrecogedora.

Acompañada por piratas, que transitan en malla, de poco tacto y de visión limitada, los que seducidos por sus encantos, accionan y reaccionan ante sus deseos.

No hablo por los que sucumbieron, hablo por mí, y digo: “mis ojos la acompañaron en sus contados recorridos”.

El Bar en bajamar se recogió, muchos quedaron atrapados en un arranque de su furia. Yo zozobré y fui arrastrado a lo más profundo.

Con dificultad me arrimé a una roca, entonces me dispuse como faro delante de ella y guié su bote hasta mi orilla.

Una isla sin moradas –extensa como continente, y de enmarañados bosques lluviosos – a la que no se llega siguiendo las estrellas.

UNA VEZ MÁS LEVANTÉ MI COPA

Y BRINDÉ POR ELLA.

Finalizada la velada, debemos partir para no abusar de la hospitalidad.

Como siempre el regreso a Ítaca se hace bajo la tormenta.

Hacemos escala en islas peligrosas. Las sirenas atrapan a mi primer oficial. Atado a un poste me cuido de no perder la moral y la razón.

En ruta nuevamente, ansío volver,

pero no a casa,

A LA BATALLA.

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